Testimonios

Analía Degon

La enseñanza de esta institución logró, en su momento, que pudiera descubrir el mundo y entenderlo, creciendo en valores para ser una persona de bien. En este momento, puedo mirar retrospectivamente y observar el camino que he recorrido. Ha sido realmente el fruto de la formación que he recibido de dicha institución, lo que me ha permitido aplicar todo lo aprendido en las prácticas profesionales, dándome la seguridad y capacidad para enfrentarme al mundo laboral de estos tiempos.
Estoy agradecida y rescato que, a pesar de las nuevas generaciones de profesores con las que cuenta hoy la institución, la esencia de la transmisión de valores y la de fomentar un clima cálido de una «gran familia» sigue siendo una premisa.
Estoy ampliamente agradecida y feliz de que, por esas cosas de la vida profesional, me mantenga, de algún modo, ligada con el I.B.A.T.
Eres una parte muy importante en mi vida querido I.B.A.T.

Promoción 1993

Gisela Ré

Los años en el colegio fueron hermosos. Me dejaron hermosos recuerdos y aprendizaje. Puedo resaltar que me enseñaron a compartir, colaborar, a no hacer diferencias entre las personas ya que, desde primer año, compartís actividades con todos los cursos y considero que eso te ayuda a crecer, tanto a nivel social como personal. Actualmente asiste a la institución mi hija y sostengo el mismo pensamiento. Sólo espero que ella pueda disfrutar y aprender cada cosa que la escuela le brinde día a día.

Promoción 2001

Laura Mansilla

Las mejores enseñanzas fueron los valores que el colegio plantó en mi: el valor al trabajo, la responsabilidad, el amor por la naturaleza, los animales, las plantas, el respeto a uno mismo y a los demás, la importancia de la educación de calidad y la contención por parte de todos los profesionales que llevan y llevaron adelante la institución. Yo amo al IBAT porque fue mi casa durante 6 años con un patio lleno de animales para jugar , muchos amigos y compañeros para compartir y un puñado de profesores que fueron como padres, que me guiaron para hoy ser quien soy.

Promoción 2004

Gonzalo Valfré

Además de la excelencia y la profesión de como transmiten la enseñanza de la parte educativa, me gustaría destacar como mejor enseñanza que, tanto el equipo docente como no docente, tiene mucha calidez humana para aquellas personas que se insertan en el establecimiento y luego siguen acompañándolo al alumno en todo su recorrido por el colegio, formando buenas personas y poniéndole mucho esfuerzo y compromiso a algo que tiene un gran valor e importancia en la vida.

Promoción 2010

Santiago Fernández

Hoy en 2020, que ya pasaron unos 5 años desde que me egresé del IBAT, todavía tengo los mejores recuerdos de los 7 años que, literalmente, viví ahí ya que estaba en el internado. Además de aprender muchísimo contenido, no sólo teórico, sino también práctico (lo cuál creo que, académicamente hablando, es una de las mejores propuestas de valor que tiene el colegio) de la especialidad agro-técnica, la mejor enseñanza que me dejó fue el valor del trabajo de cada uno y el potencial del trabajo en conjunto. Entender cómo entre todos los estudiantes aportábamos nuestro granito de arena para tener una escuela cada vez mejor, que avance, que innove, que involucre a los docentes y alumnos a participar de las actividades de manera proactiva y siempre disfrutando lo que hacíamos.
Aprendí muchísimo sobre empatía y entender el punto de vista de otras personas y también, con el trabajo que realizamos en el centro de estudiantes, pude ver y entender el impacto que genera trabajar de manera comprometida por una causa y con esto, también, lo que significa comprometer a un equipo conformado por distintas áreas por un bien mayor.
Creo completamente que el IBAT es una familia que se hace cada vez más grande y que siempre nos va a recibir con las puertas abiertas y, de igual manera, siempre va a poder contar con sus egresados.

Promoción 2015

Florencia Arroyo

La mejor enseñanza que me dejó el IBAT fue aprender a ser independiente porque, al estar lejos de mi casa, ya no tenía mi familia que me estuviera encima para hacer mis tareas y demás. Aprendí también a ser responsable porque ya todo dependía de mi. Me enseñó a ser tolerante y compañera porque pasábamos muchísimo tiempo juntos con mis compañeros.
Además me enseñó a seguir mis sueños porque siempre deseé formar parte del IBAT. Era el único secundario que iba a poder ir a estudiar, tener materias de campo y, a la vez, estar con los animales que tanto amo.
Recuerdo pasar por la ruta 13, yo muy chiquita, y decir «a ese secundario quiero ir yo», y aunque quedaba lejos de donde yo vivía y tenía que dejar muchas cosas para ir a ese colegio, lo logré.
También recuerdo lo bien que me sentí desde el primer día que entré a ese secundario. El trato que todos me dieron fue como mi segunda familia.
Todas las personas que trabajan ahí te brindan confianza, comprensión y amor incomparable. Desde las cocineras hasta el personal directivo, no puedo nombrar ninguna persona con la que me haya llevado mal.
Hoy, con dos años de haberme egresado de esta institución, recuerdo a cada persona con muchísimo cariño y aprecio. Me hice muchísimos amigos. Para mi fue la mejor decisión que tomé con tan sólo 15 años.
Para mi, el IBAT es parte de mi vida, de mi crecimiento y de mi familia.

Promoción 2018

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